Un maestro llevó a su discípulo al campo y recogió dos nueces para darle una lección. Dijo al discípulo que le lanzaría las nueces y que tratara de esquivarlas.
La primera vez, el maestro lanzó la nuez a dos metros y el discípulo trató de esquivarla. Pero ésta impactó en su cabeza.
La segunda vez, el maestro se puso mucho más lejos y lanzó la nuez. El discípulo tuvo tiempo de esquivarla con facilidad.
El maestro le dijo:
Discípulo, los problemas en la vida son como esa nuez, siempre serán lanzados hacia ti, pero tú decides dónde te paras. Aprende a tomar distancia y así esquivarás emocionalmente todas las dificultades y serás más feliz.