30.10.22

Bastaría con decir ¿Y qué?




A veces, la gente deja que el mismo problema le abrume durante años cuando bastaría con decir "¿Y qué?"

Es una de mis frases favoritas: "¿Y qué?"

"Mi mamá no me quería": "¿Y qué?"

"Mi marido no me folla": "¿Y qué?"

"Soy todo un éxito, pero sigo solo": "¿Y qué?"

No sé cómo me las arreglé durante tantos años antes de aprender este truco. Tardé mucho en aprenderlo, pero una vez que te das cuenta, jamás lo olvidas.

29.10.22

Ben Clark




Yo escribo porque pienso que me lees. Y eso es algo terrible.

28.10.22

El trabajo del escritor




El trabajo del escritor, como todo trabajo por otra parte, no puede adoptar otra modalidad que la del infinito. Nunca se dejará de escribir; no importa la brevedad de la vida, porque no se trata exactamente del tiempo tal como podemos pensarlo, sino de un tiempo que se hace infinito volviendo sobre sí mismo, en forma de espacio. Ese espacio es el texto. El texto ya escrito, con el que se enfrenta el lector, es una extensión dada. Por dentro de esa extensión persisten las tensiones que la hacen incierta; el autor puede tomar cualquier decisión en cualquier momento, y cuanto más libre haya sido para tomarla, mayor será la adhesión del lector a esa ecuación de lo infinito del texto y lo infinito del escritor.



AIRA, César, Copi, 1991

27.10.22

No es posible disciplinar la percepción alerta




Si practicamos la percepción alerta, si la convertimos en un hábito, se vuelve una tarea tediosa y difícil. No es posible disciplinar la percepción alerta. Eso que practicamos ya no es más percepción alerta, porque la práctica implica la creación de un hábito, el ejercicio del esfuerzo y la voluntad. El esfuerzo es distorsión. La percepción alerta no actúa sólo con respecto a lo externo: el vuelo de los pájaros, las sombras, el mar inquieto, los árboles y el viento, el mendigo y los lujosos automóviles que pasan a su lado; también está la percepción alerta del proceso psicológico, de las tensiones y los conflictos internos. Uno no censura al pájaro que vuela; lo observa, percibe su belleza. Pero, cuando uno considera su propia lucha interna, la censura o la justifica. Es incapaz de observar este conflicto interno sin introducir opción ni justificación alguna.

Estar alerta a los propios sentimientos y pensamientos, sin identificarse con ellos, sin rechazar nada, no es una tarea tediosa y difícil; pero cuando buscamos un resultado, cuando queremos obtener algo, el conflicto se incrementa y comienza el tedio del esfuerzo, de la lucha.

13.10.22

Nicanor Parra - Es olvido


Hoy es un día azul de primavera,

Creo que moriré de poesía,

De esa famosa joven melancólica

No recuerdo ni el nombre que tenía.

Sólo sé que pasó por este mundo

Como una paloma fugitiva:

La olvidé sin quererlo, lentamente,

Como todas las cosas de la vida.

11.10.22

Memorias


 

Estoy haciendo memorias con otra gente ahora.

3.10.22

Como no me atrevo

Kai Z Feng.


  • ·Como no me atrevo a escucharme, te insulto a ti.·Como no me atrevo a admirarme, te critico a ti.
  • ·Como no me atrevo a observarme, te juzgo a ti.
  • ·Como no me atrevo a reconocerme, te desprecio a ti.
  • ·Como no me atrevo a amarme, te odio a ti.
  • ·Como no me atrevo a ser sincero conmigo, te miento a ti.
  • ·Como no me atrevo a aceptarme, te niego a ti.
  • ·Como no me atrevo a tomar conciencia de mi vida, te culpo a ti de todo lo que no puedo comprender.

2.10.22

El sofista Gorgias



La palabra es un poderoso soberano; con un cuerpo pequeñísimo y del todo invisible, ejecuta las obras más divinas: quitar el miedo, desvanecer el dolor, infundir alegría y aumentar la compasión. El eco de estas ideas griegas que el sofista Gorgias escribió en el siglo V a.C. resuena en la que me parece una de las frases más bellas del evangelio: una palabra tuya bastará para sanarme.

— VALLEJO, Irene, El infinito en un junco.