Antonio: —No le temas, César; no es peligroso. Es un noble romano bien intencionado.
César: —Quisiera que estuviese más gordo; pero le temo. Con todo, si fuese yo susceptible de sentir temor, este Casio tan flaco es, de todos los romanos, el que evitaría con mayor cuidado. Lee mucho, es muy observador y penetra en el pensamiento de los hombres a través de sus actos. No tiene, como tú, la afición a los espectáculos y juegos públicos. No le gusta la música; rara vez sonríe, y cuando eso sucede tiene un aire como si se burlase de sí mismo o se tuviese lástima por haber podido abandonarse a semejante flaqueza. Estos hombres no se sosiegan jamás mientras ven a otro por encima de ellos. Eso es lo que les hace peligrosos.
William Shakespeare.