El problema esencial es la creencia de que no nos merecemos lo que deseamos. Nuestro poder personal reside en la manera como consideramos nuestro merecimiento. Nuestra falta de merecimiento nos viene de los mensajes que recibimos en la infancia. Cuando no nos creemos merecedores de un bien, solemos practicar una especie de autosabotaje, lo cual se puede conseguir de diversas maneras: creando una situación caótica perdiendo cosas, haciéndonos daño o teniendo problemas físicos, como una caída o un accidente.
¡Pero no hay que ser así de opas!
¡Nos merecemos todo el bien que tiene la vida para ofrecernos!