12.2.19

Jivanmukta


Una buscadora espiritual viajó a la India en su afán por encontrar y entrevistar a un verdadera ILUMINADA, a una jivanmukta o liberada-viviente.


Viajó durante meses por el país. Se trasladó de los Himalayas al cabo de la Virgen, del estado de Maharahstra al de Bengala.


Recorrió montañas, dunas, desiertos, ciudades y pueblos.


Recabó mucha información y, por fin, halló, según todos los testimonios, una verdadera ILUMINADA. Por fin, podría llevar a cabo su ansiado encuentro.


El graznido de los cuervos quebraba el silencio de una tarde apacible y dorada.


La ILUMINADA se hallaba bajo un frondoso rododendro, en actitud meditativa. La visitante la saludó cortésmente, se sentó a su lado y preguntó:


—Antes de que usted hallase la realización, ¿se deprimía?


—Sí, claro, a veces —repuso tranquilamente la jivanmukta.


La buscadora hizo una segunda pregunta:


—Dígame, y ahora, después de su iluminación, ¿se deprime a veces?


—Sí, claro, a veces. Pero ya ni me importa ni me incumbe.