19.2.19

Luna



Si el porvenir
es inseguro y dudoso;
si, para todos,
la incógnita del mañana
es un abismo de angustia,


abre tu corazón
sediento de caricias,
ansioso de amor,
¡abre tu corazón
a los efluvios de la alegría,
a las brisas del placer!


Y, al suave resplandor
de la luna de plata,
¡bebe vino!


¡Compañero de mis noches de voluptuosidad!
Bien sabes que esa luna
siempre y siempre volverá,
y que su polvo de perlas
a otros cubrirá cariñosamente.


Y a nosotros,
no nos encontrará más...