Cada aliento es digno de agradecerse.
Es un sentimiento.
"¡Vamo' lo' pibe'!"
Cuando sientes esa gratitud, realmente empiezas a recibir.
Lo más hermoso es que está sucediendo cada día.
¡Recibir y dar!
Da tu gratitud y recibe el regalo más grande de la existencia.
Aprende a recibir; aprende a dar.
Aprende a comprender.
Entonces el ciclo fluye…