Mi deseo es vivir una vida en la que las emociones lleguen despacio, como las nubes en un día tranquilo.
Ves cómo la nube se acerca, reparas en su belleza, la contemplas mientras pasa y la dejas ir.
No te obsesionas con lo que has visto, no lamentas su desaparición.
Te conformas con entender que nunca aparecerá una nube idéntica a esa, por muy hermosa, por única que sea.
Y no lloras por haberla perdido.