23.12.23

Juego




El juego tiene una dimensión distinta, enteramente distinta, diametralmente opuesta. No hay un resultado que se pueda alcanzar. El jugar es por el jugar en sí. Pero hemos perdido la razón en tal grado que somos incapaces de jugar por el puro placer de jugar. Por eso, a través del juego intentamos alcanzar algunos resultados, ganar algo: prestigio, medallas, cualquier cosa, pero debe haber algo que tenga que ser alcanzado. Por eso, en realidad, los adultos nunca juegan. Sólo los niños juegan, sin nada que obtener. Esta es la razón por la que los juegos de los niños tienen tal inocencia y belleza. ¡El jugar es suficiente en sí mismo!